Ese señor, joven en esa época de los mil ochocientos ayer, con look retro de Los Yaqui justo antes de cantar “El Diablo con Vestido Azul” y que venía cogiéndome de la mano seguramente luego de darme una gran cinchaceada por alguna cosa que hice (lo acepto en esa época yo era adicto al cincho y a los “Francisco por la gran puta!!!), ese mismo es mi papá; ese viejo bravo que me enseñó a como destapar el lavatrastos con una manguera, a martillar de la forma correcta sin el peligro de quedarme ciego por un clavo saltarín, a manejar cuando tenía 14 años, a encender el carbón para lo que me gusta tanto hacer que es cocinar, a sembrar tomates y pepinos, a cambiar llantas, a poner papel aluminio a algún foquito quemado en la guía de luces del arbolito de navidad para que vuelva a encender, el que me dijo tómese 1 o 3 cervezas que no es necesario tomarse 10 para pasarla bien, el que me ha enseñado y sigue mostrándome cosas que no me alcanzaría la carga de las baterías del teclado para seguir enumerando…. Pero que al final de cuentas me enseñó a enderezar las líneas del camino cuando las enchueco para seguir caminando derecho, mirando al frente, soñando en grande para alcanzar todo lo que me propongo, haciendo lo correcto, siendo compasivo, valiente, honesto y creyendo siempre en mí. Feliz día de los Pás, pero en especial al mío que es el mejor.
